lunes, 8 de julio de 2013

REAVIVAMIENTO Y REFORMA

Un REAVIVAMIENTO de la verdadera piedad entre los que decimos ser hijos de Dios es la mayor y más urgente de todas las necesidades y debe haber en nosotros un esfuerzo ferviente para obtener la bendición de Dios. Nuestro Padre amante esta más que dispuesto a conceder su Santo Espíritu a los que se lo pidan, pero constituye nuestra tarea, por medio de la CONFESIÓN, LA HUMILLACIÓN, EL ARREPENTIMIENTO, Y LA ORACIÓN, el cumplir las condiciones en virtud de las cuales Dios ha prometido concedernos su bendición, bajo la ministración del ESPÍRITU SANTO.
El pueblo de Dios no soportará las pruebas del tiempo del fin a menos que viva en un REAVIVAMIENTO y una REFORMA personal que será lo que comenzará a hacer su obra purificadora en nuestro medio.
El Divino Creador no admitirá en las mansiones que esta preparando para los justos, una sola alma presuntuosa.
REAVIVAMIENTO Y REFORMA son dos cosas diferentes.  REAVIVAMIENTO es la renovación de una vida espiritual, es una vivificaciòn de los poderes de la mente y del corazón mediante la ayuda del Espíritu Santo, es una resurrección de la muerte espiritual.  REFORMA es una REORGANIZACION, un cambio en las ideas y las teorías, en los hábitos y las prácticas.  La REFORMA no traerá los buenos frutos de la justicia a menos que este vinculada con el REAVIVAMIENTO del espíritu.  EL REAVIVAMIENTO Y LA REFORMA HAN DE COMBINARSE

Nuestro Padre Celestial esta dispuesto a dar su SANTO ESPÍRITU a los que se lo pidan, pero para ello se requieren 4 elementos indispensables que son:  ORACIÓN, CONFESIÓN, HUMILLACIÓN y ARREPENTIMIENTO.   Mediante estos cuatro elementos nos corresponde cumplir con las condiciones en virtud de las cuales Dios ha prometido concedernos su bendición.  Sólo en respuesta a la oración debe esperarse un REAVIVAMIENTO . Luchar con Dios en oración y disfrutar del derramamiento de Espíritu Santo es la mayor bendición que el ser humano puede obtener.

La ORACIÓN es hablar con Dios con nuestras propias palabras, para contarle las necesidades que nos afligen, permitièndole que entre a nuestro corazón para tener vida y energía espiritual desde lo alto. La ORACIÓN es la elevación de la mente a Dios para alabarlo. Orar es el acto de abrir nuestro corazón a Dios como a un amigo... La ORACIÓN es la llave en la mano de la fe para abrir el almacén del cielo, donde están atesorados los recursos infinitos de la OMNIPOTENCIA.
 El descuido de la ORACIÓN o el orar regularmente y de vez en cuando hace que se pierda la fortaleza en Dios; las facultades espirituales, la vitalidad y la experiencia religiosa carecerá de salud y vigor.

"Buscad a Jehovà (a través de la oración) mientras pueda ser hallado, llamadle en tanto que esta cercano". Is. 55:6. Presentad a Dios en ORACIÓN vuestras necesidades, tristezas, gozos, cuidados y temores. No penséis agobiarle ni cansarle... su amoroso corazón se conmueve por nuestro dolor.
Cuando oréis no seáis como los hipócritas.  Mat.6:5
La ORACIÓN es el aliento del alma, es el secreto del poder espiritual. La ORACIÓN pone al corazón en inmediato contacto con la fuente de vida, fortalece los tendones y músculos de la experiencia religiosa.
Debemos orar frecuentemente en secreto si queremos crecer y fructificar. " Elìas oraba fervorosamente y por su fe soporto la prueba".
Para que nuestras oraciones sean contestadas por Dios deben ser solicitadas con fe. Mat. 21:22. Pedir bien. Santiago 4:3; pedir a la voluntad de Dios. Luc. 22:41,42; debemos manifestar un espíritu perdonador. Marcos 11:25; debemos ser perseverantes Luc.18:1; debemos guardar los mandamientos de Dios 1Jn.3:22
El apóstol Pablo nos exhorta a ser sobrios y vigilantes en la oración. 1 Ped. 4:7.
El mantenernos en ORACIÓN nos lleva a crecer en fe y en experiencia. "Perseverad en la oración velando en ella, con acción de gracias". Col. 4:2.
Dios esta pronto y dispuesto a oír la oración sincera delante del mas humilde de sus hijos. Sin oración incesante y sin vigilancia diligente corremos el riesgo de volvernos indiferentes y de desviarnos del sendero correcto porque las tinieblas del diablo cercan a aquellos que descuidan la ORACIÓN.
 

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