domingo, 7 de julio de 2013

LA JUSTIFICACIÓN POR LA FE (TERCERA PARTE)

NINGUNO PODRÁ PARTICIPAR EN LA CENA DE LAS BODAS DEL CORDERO SI NO SE DESPOJA DE SU PROPIO CARÁCTER MANCILLADO Y OBTIENE EL CARÁCTER PERFECTO DE CRISTO.
La santificación y la victoria sobre el pecado, son un complemento indispensable de la justificación o el perdón de Dios y nos hace diferentes.  "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí; y lo que ahora vivo en la carne lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó así mismo por mí.  Gal.2:20
El alma que se entrega a Cristo llega a ser una fortaleza suya que Él sostiene en un mundo en rebelión, un alma así guardada en posesión por los agentes celestiales no se deja vencer ni doblegar por los asaltos de Satanás.
La JUSTICIA IMPUTADA y la JUSTICIA IMPARTIDA, deben ir de la mano.  Cristo no sólo nos atribuye los méritos de su sangre, sino que también nos atribuye los méritos de su vida perfecta, reflejada en su carácter, que son las mismas vestiduras blancas, la misma justicia divina, el mismo merito de justicia tejido en los telares del cielo y el mismo manto inmaculado de la justicia de Cristo.  El SALVADOR no sólo cumplió la LEY en la cruz, pagando la penalidad exigida por nosotros, sino que también nos enseñó a vivir como Él vivió, observando las ordenanzas de su Padre, y cumple la LEY hoy, viviendo en nosotros y dándonos la victoria cada día.

Todo aquél que es nacido de Dios, no practica el pecado (1Jn.3:9), aunque en nuestra ascendente marcha por el sendereo de la santificación, se produzcan accidentes, caídas y pecados.

"Si alguno hubiere pecado, abogado tiene para con el Padre, a JESUCRISTO el JUSTO". 1Jn.2:1
El ideal que Dios tiene para sus hijos, supera en altura al más elevado pensamiento humano.  El blanco a alcanzar es la verdadera piedad, la semejanza a Dios. Su objetivo es lograr la norma que incluye todo lo bueno, puro y noble.

                                                                    REFLEXIÓN

El mensaje de la JUSTIFICACIÓN POR LA FE, nos invita a recibir la JUSTICIA DE CRISTO en sus dos fases:  IMPUTADA E IMPARTIDA y se manifiesta en la obediencia a todos los MANDAMIENTOS DE DIOS. Muchos han perdido de vista al SALVADOR y necesitan dirigir los ojos hacia su divina persona, a sus méritos, a su amor inalterable por la familia humana.  Todo el poder es colocado en sus manos y Él puede dispensar ricos dones, impartiendo el inapreciable don de su propia justicia, al desvalido agente humano.
Este es el mensaje que Dios ordena que ha de darse al mundo que perece y que ha de ser proclamado en alta voz, y va acompañado por el abundante derramamiento del Espíritu Santo.
El Mensaje de la JUSTICIA DE CRISTO, ha de resonar desde un extremo de la tierra para preparar el regreso del SALVADOR.  Es la gloria de Dios, que termina la obra del TERCER ÁNGEL.
Los hijos de Dios han de manifestar su gloria.  En su vida y carácter han de revelar lo que la gracia de Dios ha hecho por ellos.
El mensaje del TESTIGO FIEL, no es sólo un MENSAJE DE JUSTIFICACIÓN Y PERDÓN, no sólo un LLAMADO AL ARREPENTIMIENTO, sino un MENSAJE  DE CONVERSIÓN TOTAL, DE SANTIFICACIÓN Y REFORMA EN VIDA CON LA AYUDA DEL ESPÍRITU SANTO.
La victoria del cristiano queda asegurada por la fe y la obediencia a la Santa Ley de Dios.

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