viernes, 25 de octubre de 2013

LA SEPTIMA PLAGA



                                                                 Apocalipsis 16:17-21.


 La Séptima plaga se caracteriza por las más pavorosas y extrañas manifestaciones de los elementos naturales y el Señor pone fin al conflicto con las demostraciones más  formidables de su poder, a través de los siguientes sucesos importantes:
1.       Una gran voz del cielo proclamara: Hecho esta.  Ap. 16:17
2.       Relámpagos, voces y truenos.  Ap. 16:18
Densas nubes cubren aun el firmamento. Sin embargo el sol se abre paso de vez en cuando, como si fuese el ojo vengador de Jehová. Fieros relámpagos rasgan el cielo con fragor, envolviendo a la tierra en claridad y llamaradas. Por encima del ruido aterrador de los truenos, se oyen voces misteriosas y terribles que anuncian la condenación de los impíos. No todos entienden las palabras pronunciadas; pero los falsos maestros las comprenden perfectamente. Los que poco antes eran tan temerarios, jactanciosos y provocativos, y que tanto se regocijaban al ensañarse en el pueblo de Dios observador de sus mandatos, se sienten presa de consternación y tiemblan de terror. Sus llantos dominan el ruido de los elementos.  Los demonios confiesan la divinidad de Cristo y tiemblan ante su poder, mientras que los hombres claman por misericordia y se revuelcan en terror abyecto.
3.       Ap. 16:18. Un terremoto gigantesco, cual no hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra. El firmamento parece abrirse y cerrarse. La gloria del trono de Dios parece cruzar la atmosfera.
4.       Ap. 16:19. La gran ciudad de Babilonia (Roma) espiritual se partió en tres (Dragón, Bestia e imagen de la Bestia = segunda bestia); viene en memoria delante de Dios, para darle el cáliz de vino del furor de su ira.
5.       Ap. 16:19. Caen otras ciudades de las naciones.
6.        Ap. 16:20. Huyen las islas y desaparecen los montes.
Los montes serán movidos como una caña al soplo del viento, y las rocas quebrantadas se esparcirán por todos lados. Se oirá el estruendo como de cercana tempestad. El mar será  azotado con furor. Se oirá el silbido del huracán, como voz de demonios en misión de destrucción.  Toda la tierra se alborotará e hinchará como las olas del mar.  Su superficie se rajará, sus mismos fundamentos parecen ceder. Se unirán cordilleras. Desaparecerán islas habitadas. Los puertos marítimos se volverán como Sodoma, por su corrupción, serán tragados por las enfurecidas olas… las más soberbias ciudades de la tierra serán arrasadas. Los palacios suntuosos en que los magnates han malgastado sus riquezas en provecho de su gloria personal, caerán en ruinas ante su vista. Los muros de las cárceles se partirán de arriba a abajo, serán liberados los hijos de Dios que habían sido apresados por su fe.
7.       Cae del cielo un granizo del peso de un talento. Pedrisco grande, cada piedra, de 34 kilogramos, hace su obra de destrucción.

8.       Resucitaran los mártires que murieron durante la quinta trompeta. Los sepulcros se abrirán, y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para  vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua (Dn.12:2). Todos los que murieron en la fe del mensaje del tercer ángel, saldrán glorificados de la tumba, para oír el pacto de paz que Dios hace con los que guardaron su LEY. Los que le traspasaron (Ap. 1:7), los que se mofaron y rieron de la agonía de Cristo y los enemigos más acérrimos de su verdad y de su pueblo, serán precipitados para mirarle en su gloria, y para saber el honor con el que serán recompensados los fieles y obedientes.

9.       Aparecerán en el cielo LAS TABLAS DE LOS DIEZ MANDAMIENTOS, sostenidas por manos invisibles, los hombres podrán leer la LEY y la recordaran para siempre porque es ETERNA. Ap. 14:6;  Hechos 5:9;  Jr. 50:15, es pacto ETERNO.
En la séptima plaga los poderes del mal no abandonaran el conflicto sin luchar, pero la providencia tiene una parte que desempeñar en la batalla del Armagedón. Cuando la tierra este alumbrada con la gloria del mensaje del ángel de Ap. 18, los elementos religiosos, buenos y malos despertaran del sueño, y los ejércitos del Dios viviente irán a la batalla.
Pronto se peleará la batalla del Armagedón. Aquel en cuya vestidura está escrito el nombre “Rey de reyes, Señor de señores”, conduce a las huestes celestiales montadas en caballos blancos, vestidos de lino fino, limpio y blanco (Ap.19:11-16). Los eventos cataclismicos que caracterizan a la séptima plaga sacudirán los cielos y la tierra.



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