lunes, 28 de octubre de 2013

A MEDIA NOCHE SERÁ LIBRADO EL PUEBLO DE DIOS

En un momento morirán, y a media noche se alborotaran los pueblos, y pasaran, y sin mano será quitado el Poderoso. Job 34:20

Dios escogió la media noche para libertar a su pueblo.  Mientras los malvados se burlarán en derredor de ellos, aparecerá de pronto el sol con toda su refulgencia y la luna se parará.  Los impíos se asombrarán al ver aquel espectáculo, al paso que los santos contemplarán con solemne júbilo aquella señal de su liberación.

El Señor esta haciendo su obra.  Todo el cielo estará conmovido.  El juez de toda la tierra ha de levantarse pronto para vindicar su autoridad insultada.  La señal de la liberación será puesta solamente sobre los que guardan los Mandamientos de Dios, reverencian su LEY y rechazan la marca de la bestia y su imagen. Cuando el desafió a la SANTA LEY DE JEHOVA sea presionado por la aflicción, infligida por sus semejantes, Dios se interpondrá.  Las oraciones fervientes de su pueblo serán contestadas.

En el tiempo de angustia, huiremos todos de las ciudades  y pueblos; los malvados  perseguirán y entrabarán a cuchillo a los santos en sus casas; pero al levantar la espada para matar a los hijos de Dios, esta se quebrará y caerá tan inútil como una brizna de paja.  Entonces los santos, clamaremos día y noche por liberación, y el clamor llegará ante la presencia de Dios.  Saldrá el sol y la luna se parará.  Cesaran de  fluir las corrientes de aguas.  Aparecerán negras y densas nubes que unas con otras entrechocarán.  Pero un espacio de gloria fija, del que, cual estruendo de muchas aguas, saldrá la voz de Dios que estremecerá cielos y tierra.  El firmamento se abrirá y cerrará en honda conmoción.  Las montañas temblarán como cañas agitadas por el viento y lanzarán peñascos en su derredor. Los cimientos de la tierra temblaran, los edificios vacilarán y caerán con espantoso fragor.


 El mar hervirá como una olla y despedirá piedras sobre la tierra.  Y al anunciar Dios el día y la hora de la venida de Jesús,  pronunciará una frase que estremecerá toda la tierra. El espectáculo será pavoroso y solemne.  Gloria, aleluya, exclamarán los santos, quienes con sus rostros iluminados por la gloria de Dios, resplandecerán como resplandeció el rostro de Moisés cuando bajo del Monte Sinai.




No hay comentarios.:

Publicar un comentario