lunes, 2 de septiembre de 2013

FALSA ADORACIÓN  Y  FALSO REAVIVAMIENTO

Vivimos justamente en los últimos días del tiempo de gracia, por esta causa hay manifestación de todo tipo de cosas extrañas. Si alguno se cree profeta o espiritual debe reconocer y vivir en los mandamientos que Dios escribió y vivir en la verdadera justicia de Cristo. Así podrá profetizar y hablar en lenguas entendibles, para que los no entendidos puedan conocer el mensaje Santo y Puro con claridad. 

Pero hágase todo decentemente y con orden. 1Cor.14:37,39,-40 
"Porque Dios, no es un Dios de confusión sino de paz. 1Cor.14:33

El vocerío acompañado de tambores, música y danza aunque algunos cristianos lo consideran como manifestación del espíritu santo, entorpece el juicio y la santidad de la adoración. El espíritu santo nunca se manifiesta mediante ruidos enloquecedores que aturden los sentidos, y desnaturalizan lo que si se condujera en la forma de vida constituiría una bendición. Esta forma de adoración es una invención de Satanás para disimular sus ingeniosos métodos destinados a desvirtuar la pura, sincera, elevadora, ennoblecedora, y santificadora verdad para esta tiempo. 

La influencia de los instrumentos satánicos se combinan con el estrépito y el vocerío semejante al de un carnaval y a eso se le denomina obra del Espíritu Santo, sabiendo que esto no tiene nada que ver con el desorden perturbador. Así Satanás convirtió la música en una trampa. Los tambores con sus electrizantes ritmos repetitivos del rock, pop, rap, regae, o cualquier otro tipo de música que ha tenido influencia directa o indirectamente diabólica y que algunos pastores y lideres religiosos y jóvenes la reconocen como impactante por su sonido, más no por su sentido y que arguyen, que es una música cultural y personal de alabar a Dios, y no se dan cuenta que corrompen la devoción y en cambio de elevar los pensamientos a Dios se distrae la mente en pasiones bajas y ruines de los hombres, pervirtiendo la razón humana prostituyendo el verdadero evangelio y fomentando rebeldía hacia la obediencia a Dios. 

Los que participan en el supuesto reavivamiento bajo los efectos de la música rock, pop, etc, reciben impresiones que los desorientan. Son incapaces de decir que creían anteriormente con respecto a los principios bíblicos. Este es un espectáculo demoníaco, los hombres se excitan y se sienten impulsados por un poder que no es divino. Hablan de la carne santificada, dicen que están fuera del alcance del poder de la tentación, cantan y gritan, hablan trabados, se tiran al piso, convulsionan y hacen toda clase de ruidos. Satanás les da su forma de adorarlo a èl, y no a Dios, y en algunos casos los induce a la sensualidad (orgías), echando a tierra la Verdad Sagrada. Estos movimientos fanáticos bulliciosos son inspirados por Satanás, quien esta haciendo milagros para engañar si es posible aún a los escogidos. Debemos ser vigilantes, mantener una relación intima con Cristo, para no sufrir los engaños del diablo. El Señor desea que en su culto haya orden y disciplina, no agitación y confusión y que la adoración sea en su Santo Día de Reposo.

Dios tiene hijos sinceros en todas la iglesias mundialmente reconocidas, y antes que sean derramadas las plagas de las cuales habla Apocalipsis 16; los sacerdotes, pastores, lideres, ministros, seminaristas, monjas, dirigentes de pequeños y grandes entidades religiosas, junto con sus feligreses. Todo ser humano, tesoro precioso para Dios esta siendo invitado a salir del ambiente pagano y tradicionalista y a que recibamos gustosamente la verdad, que a la luz de la biblia y con la dirección del Espíritu Santo nos será fácil comprender. Asì nos desprenderemos del mundo y con humildad de corazón, caeremos a los pies de Jesús, quién nos otorga el perdón y nos da la Salvación. El gozo en la adoración no lo podemos desligar de la inteligencia, del razonamiento y la santidad celestial por la cual Dios lo originó. La ciencia de la Salvación debe ser la preocupación de todo ser humano y la adoración con alabanza debe llevarnos a procurar alcanzar al Salvador. Sal.95:1-7   


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