El sexto ángel derramò su copa sobre el gran rio Éufrates (Rio Eufrates, símbolo
de la población del mundo organizado bajo los gobiernos humanos.); y el agua de
este se seco para que fuese preparado el camino de los reyes del oriente.
Ap.16:12
Durante la sexta plaga los espíritus de
los demonios irán en busca de los reyes de la tierra y por todo el mundo para aprisionar
a los hombres con engaños e inducirlos a que se unan a Satanás en su lucha
contra el gobierno de Dios. El Espíritu de Dios se está retirando gradualmente
del mundo. Satanás también está preparando sus fuerzas del mal, saliendo a los
reyes de la tierra en todo el mundo para reunirlos bajo su bandera y
prepararlos para la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso. Ap.16:14
El Armagedón se inicia durante la sexta
plaga y termina bajo la séptima. Es una batalla frente al bien y el mal; y es
un conflicto entre Dios y Satanás de caracter mundial en el gran dìa del Dios Todopoderoso. En él participan los ángeles caídos y
la lucha será dirigida contra los hijos de Dios y determinarà gran persecusión.
El acto del drama milenario de la lucha
entre el bien y el mal se describe precisamente bajo la sexta plaga o sea el Armagedón.
El profeta Juan viò salir de la boca del dragón (el espiritismo), de la boca de
la bestia (el papado) y del falso profeta (el protestantismo apostata); tres espíritus
inmundos que son espíritus de demonios los cuales harán grandes señales para
engañar.
Las potencias apòstatas (el dragón, que es
la misma serpiente antigua, diablo o Satanás, la bestia o sea el mismo romanismo
con sus hábitos satánicos y antibíblicos y el protestantismo apòstata) tendrán
activa participación en el Armagedón, y los reyes de la tierra también se
hallaràn empeñados en la batalla y su actuación determinarà un conflicto de carácter
político-militar.
Dos grandes poderes antagónicos se rebelan
en la última gran batalla. En un lado está el Creador del cielo y de la tierra,
todos los que están a su favor llevan su sello, son obedientes a sus mandamientos.
Al otro lado está el príncipe de las tinieblas con los que han preferido la apostasía
y la rebelión. Las batallas que se riñen entre los dos ejércitos son tan reales
como las que entablan los ejércitos de este mundo, y son destinos eternos los
que dependen del resultado del conflicto espiritual y todo el mundo estarà envuelto
en este gran conflicto. Debemos estar completamente despiertos como las vírgenes
prudentes; el poder del Espíritu Santo debe estar sobre nosotros cada día y
nuestra oración y petición debe estar basada en el estudio diario de la Santa Palabra
de Dios.
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