Apocalipsis 16:17-21.
La Séptima plaga se caracteriza por las más
pavorosas y extrañas manifestaciones de los elementos naturales y el Señor pone
fin al conflicto con las demostraciones más
formidables de su poder, a través de los siguientes sucesos importantes:
1.
Una gran voz del cielo proclamara: Hecho
esta. Ap. 16:17
2.
Relámpagos, voces y truenos. Ap. 16:18
Densas nubes
cubren aun el firmamento. Sin embargo el sol se abre paso de vez en cuando,
como si fuese el ojo vengador de Jehová. Fieros relámpagos rasgan el cielo con fragor,
envolviendo a la tierra en claridad y llamaradas. Por encima del ruido
aterrador de los truenos, se oyen voces misteriosas y terribles que anuncian la
condenación de los impíos. No todos entienden las palabras pronunciadas; pero
los falsos maestros las comprenden perfectamente. Los que poco antes eran tan
temerarios, jactanciosos y provocativos, y que tanto se regocijaban al
ensañarse en el pueblo de Dios observador de sus mandatos, se sienten presa de
consternación y tiemblan de terror. Sus llantos dominan el ruido de los
elementos. Los demonios confiesan la
divinidad de Cristo y tiemblan ante su poder, mientras que los hombres claman
por misericordia y se revuelcan en terror abyecto.
3.
Ap. 16:18. Un terremoto gigantesco, cual no hubo
jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra. El firmamento parece
abrirse y cerrarse. La gloria del trono de Dios parece cruzar la atmosfera.
4.
Ap. 16:19. La gran ciudad de Babilonia (Roma)
espiritual se partió en tres (Dragón, Bestia e imagen de la Bestia = segunda
bestia); viene en memoria delante de Dios, para darle el cáliz de vino del
furor de su ira.
5.
Ap. 16:19. Caen otras ciudades de las naciones.
6.
Ap.
16:20. Huyen las islas y desaparecen los montes.
Los montes
serán movidos como una caña al soplo del viento, y las rocas quebrantadas se
esparcirán por todos lados. Se oirá el estruendo como de cercana tempestad. El
mar será azotado con furor. Se oirá el
silbido del huracán, como voz de demonios en misión de destrucción. Toda la tierra se alborotará e hinchará como
las olas del mar. Su superficie se
rajará, sus mismos fundamentos parecen ceder. Se unirán cordilleras.
Desaparecerán islas habitadas. Los puertos marítimos se volverán como Sodoma,
por su corrupción, serán tragados por las enfurecidas olas… las más soberbias
ciudades de la tierra serán arrasadas. Los palacios suntuosos en que los
magnates han malgastado sus riquezas en provecho de su gloria personal, caerán
en ruinas ante su vista. Los muros de las cárceles se partirán de arriba a
abajo, serán liberados los hijos de Dios que habían sido apresados por su fe.
7.
Cae del cielo un granizo del peso de un talento.
Pedrisco grande, cada piedra, de 34 kilogramos, hace su obra de destrucción.
8.
Resucitaran los mártires que murieron durante la
quinta trompeta. Los sepulcros se abrirán, y muchos de los que duermen en el
polvo de la tierra serán despertados, unos para
vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua (Dn.12:2).
Todos los que murieron en la fe del mensaje del tercer ángel, saldrán
glorificados de la tumba, para oír el pacto de paz que Dios hace con los que
guardaron su LEY. Los que le traspasaron (Ap. 1:7), los que se mofaron y rieron
de la agonía de Cristo y los enemigos más acérrimos de su verdad y de su
pueblo, serán precipitados para mirarle en su gloria, y para saber el honor con
el que serán recompensados los fieles y obedientes.
9.
Aparecerán en el cielo LAS TABLAS DE LOS DIEZ
MANDAMIENTOS, sostenidas por manos invisibles, los hombres podrán leer
la LEY y la recordaran para siempre porque es ETERNA. Ap. 14:6; Hechos 5:9;
Jr. 50:15, es pacto ETERNO.
En la séptima plaga los poderes
del mal no abandonaran el conflicto sin luchar, pero la providencia tiene una
parte que desempeñar en la batalla del Armagedón. Cuando la tierra este
alumbrada con la gloria del mensaje del ángel de Ap. 18, los elementos
religiosos, buenos y malos despertaran del sueño, y los ejércitos del Dios
viviente irán a la batalla.
Pronto se peleará la batalla del
Armagedón. Aquel en cuya vestidura está escrito el nombre “Rey de reyes, Señor
de señores”, conduce a las huestes celestiales montadas en caballos blancos,
vestidos de lino fino, limpio y blanco (Ap.19:11-16). Los eventos cataclismicos que caracterizan a la
séptima plaga sacudirán los cielos y la tierra.