
El casamiento representa la unión de la
humanidad con la divinidad; el vestido de bodas representa el carácter que
todos debemos poseer para ser tenidos por dignos de ser convidados a las bodas.
El lino fino, dice la escritura, "son
las justificaciones de los santos". Es la justicia de Cristo, su propio carácter
sin mancha, que por la fe se imparte a todos los que lo reciben como Salvador
personal.
La ropa blanca de la inocencia era llevada por nuestros primeros padres cuando fueron colocados por Dios en el Edén. Ellos vivían en perfecta
conformidad con la voluntad de Dios. Toda la fuerza de sus afectos era dada a su Padre celestial.
Una hermosa y suave luz, la luz de Dios, envolvía a la santa pareja. Este manto de luz era un símbolo de sus vestiduras espirituales de celestial inocencia, Si hubieran permanecido fieles a Dios, habría continuado envolviéndolos, pero cuando Adán y Eva desobedecieron la SANTA LEY, rompieron su relación con Dios, y la luz que los había circundado se apartó de ellos. Únicamente el manto que Cristo mismo ha provisto, puede hacernos dignos de aparecer ante la presencia de Dios.
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Cristo, en su humanidad, desarrolló un carácter perfecto y ofrece impartir a todos sus hijos sinceros este maravilloso manto de santidad y justicia, que es el único vestido de bodas con el cual nos será permitido entrar al reino de Dios.
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