LIBERACIÓN DE LOS SANTOS (1)
Dios escogió la media noche para liberar a su pueblo. Mientras los malvados se burlan en derredor de ellos, aparecerá de pronto el sol con toda su refulgencia y la luna se parará. Los impíos se asombraran de aquel espectáculo, al paso que los santos contemplaran con solemne jubilo aquella señal de su liberación. En rápida sucesión se producirán señales y prodigios. Todo parecerá desquiciarse. Cesarán de fluir los ríos. Aparecerán densas y tenebrosas nubes que entrechocarán unas con otras. Pero habrá un claro de persistente esplendor de donde saldrá la voz de Dios como el sonido de muchas aguas estremeciendo los cielos y la tierra. Sobrevendrá un tremendo terremoto. Se abrirán los sepulcros y los que murieron teniendo fe en el mensaje del TERCER ANGEL Y GUARDARON EL SABADO, se levantarán, glorificados, de sus polvorientos lechos para escuchar el pacto de paz que Dios va a hacer con quienes observaron su LEY.
El firmamento se abrirá y se cerrará en violenta conmoción. Las montañas se agitarán como cañas batidas por el viento, arrojando
peñascos por todo el derredor. El mar herbirà como una caldera y lanzará piedras a la tierra. Al declarar Dios el día y la hora de la venida de Jesús y conferir el sempiterno pacto a su pueblo, pronunciará una frase y se detendrá mientras esta retumba por toda la tierra.
El pueblo de Dios permanecerá con la mirada fija en lo alto, escuchando las palabras según van saliendo de labios de Jehovà y retumbarán por toda la tierra con el estruendo de horrísonos truenos. Será un espectáculo pavorosamente solemne. Al final de cada frase los santos exclamarán: "!GLORIA! ALELUYA!" Estarán sus semblantes iluminados por la gloria de Dios, y refulgirán como el rostro de Moisés al bajar del Sinaì. Los malvados no podrán mirarlos porque los ofuscará el resplandor. Y cuando Dios derrame la sempiterna bendición sobre quienes le han honrado santificando el SÁBADO, resonará un potente grito de victoria sobre la bestia y su imagen.
Entonces comenzará el jubileo durante el cual debe descansará la tierra. Los piadosos esclavos se alzarán triunfantes y victoriosos, quebrantando las cadenas que los oprimían, mientras sus malvados amos quedarán confusos y sin saber que hacer, porque los impíos no podrán comprender las palabras que emitirá la voz de Dios. Pronto aparecerá la vislumbrante y gran nube blanca que a la distancia se verá pequeña, sobre la que vendrá sentado el Hijo del Hombre.
Cuando se acerque a la tierra, podremos contemplar la excelsa gloria y majestad de Jesús al avanzar como vencedor. Una comitiva de ángeles ceñidos de brillantes coronas le escoltaran en su camino y llevará corona de gloria que ceñirá en su frente a cambio de la corona de espinas.. Sobre sus vestidos y muslo aparecerá escrito el titulo REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES. Su aspecto será tan brillante como el sol de mediodía; sus ojos como llama de fuego; y sus pies parecerán de fino bronce.
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